domingo, 14 de noviembre de 2010

**Periodi della storia di Roma**

La Monarquía (753-509 a.de C.), durante la cual gobernaron siete reyes. El primero fue Rómulo, quien llego a unificar las siete aldeas iniciales de Roma. Los tres siguientes fueron los reyes sabinos Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio, quienes se impusieron sobre los latinos, y los tres últimos fueron los reyes etruscos Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio, quienes habían invadido el Lacio y dominado Roma.

En este periodo surgió la asamblea y el senado, que para finales del siglo VI a. De C., formaron un sentir nacionalista romano en contra de los reyes de origen etrusco, al grado de producirse una revuelta aristocrática que puso fin al dominio etrusco y la instauración de la republica romana.

La República (509-27 a. de C.), luego de la expulsión de los etruscos, la aristocracia o patriciado romano tomó el poder político, se entabló la lucha entre patricios y plebeyos, se consolidaron las instituciones republicanas, se produjeron sublevaciones de esclavos, y se inició la expansión territorial de Roma por la Península Itálica, el Mediterráneo y Asia Menor.

El Imperio (27 a. de J.C.-476 d. de J.C.), el cual llegó a ser el más extenso del mundo, al agregarse a los territorios anteriormente conquistados, la Dacia (actual Rumania), al sur de Gran Bretaña, Siria y Palestina. El imperio está encabezado por el príncipe, que era máximo jefe militar y religioso, revestido con el título de imperator. La muerte del emperador, generalmente causaba conflictos entre grupos rivales, periodos de anarquía y de dictadura militar, por no existir un sistema sucesorial claramente definido. El imperio romano, como cualquier otro imperio, sucumbió en el momento en que parecía eternizarse.

La desintegración del Imperio Romano se inició cuando Constantino fundó en la antigua Bizancio, la ciudad de Constantinopla, y promulgó en el año 313 d. de C., los edictos que permitieron la existencia del cristianismo y el fin de la persecución de los cristianos en el imperio.
Luego Juliano, quien gobernó entre los años 361 y 363 d. de J.C., trató de restaurar los ritos paganos, pues era devoto admirador de la cultura helenística, por lo que los historiadores romanos de aquel entonces le dieron el nombre de Juliano el Apóstata. A él se debe el haber establecido el calendario egipcio de 365 días al año, con un nuevo ordenamiento de los meses y días, al cual se le conoce como el año juliano, utilizado durante mucho tiempo por los pueblos europeos.
Finalmente, Teodosio el Grande quien gobernó del año 39 al 395 d. de J.C., realizó uno de los actos más trascendentales del imperio. En el año 380 d. de J.C., decretó que todos los ciudadanos romanos debían convertirse en cristianos ortodoxos.
Para el año 475 d. de J.C., Rómulo Augusto y un jefe bárbaro asumieron el poder de Roma. El imperio no resistía las invasiones bárbaras, la rebelión de las provincias y las luchas internas por el poder político, lo que condujo a su división y posteriormente a su desintegración definitiva.
La división del Imperio Romano.-
1. Los sucesores de Constantino:
Constantino no nombró sucesor. Dejo su poder en manos de sus hijos (Constancio II, Constantino II y Constante) el cual se lo repartieron, quedando como emperador Constancio II entre 337 y 361.
Constancio II había llamado como colaborador al sobrino de Constantino, Juliano, el cual después se irá en su contra, pero Constancio muere antes de que estalle una guerra civil.
Cuando Constantino fundó la antigua Bizancio, la ciudad de Constantinopla, promulgó en el año 313 d. de J.C., los edictos que permitieron la existencia del cristianismo y del fin de la persecución de los cristianos en el imperio.
Juliano gobierna sólo dos años, entre el 361 y el 363. era cristiano pero renegó de su religión haciéndose pagano y pretendiendo imponer nuevamente el paganismo como único credo del imperio. Se le conoce con el nombre deJuliano el Apóstata, por su actitud de renegado en materia religiosa.
Joviano (363), Valentiniano (364 a 375) y Valentiniano II (375 a 379), junto con Teodosio, son emperadores colocados por decisión de los ejércitos.
2. Teodosio (379 a 395)
Teodosio, emperador de origen español, pasa a la historia por dos hechos resaltantes:
  • En el 380 lanza el siguiente edicto: “Es mi voluntad que todos los pueblos sometidos a mi cetro abracen la fe que la Iglesia Romana ha recibido de San Pedro”. Con esto proclamaba que en el Imperio no habría otra religión aceptable que la de los cristianos, y unía el poder político y religioso en lo que se ha llamado el “Cesaropapismo”: el jefe absoluto del gobierno lo es también de la religión.

  • Acosado por las invasiones bárbaras, antes de morir, en el 395, dividió definitivamente el imperio entre sus dos hijos: Arcadio en el Oriente, con residencia en Constantinopla, y Honorio en Occidente, con residencia en Roma.

  • Roma caería en manos de los bárbaros germanos en el 476 y Constantinopla en manos de los turcos diez siglos más tarde, en el 1453.
    3. Causas de la desaparición del Imperio Romano:
    La desmembración del Imperio Romano tiene causas complejas, entre las cuales algunas con comunes a las del Imperio Macedónico. Son ellas:
  • La falta de un régimen sucesoral adecuado que fuera cumplido por todos los emperadores. Augusto no dejó sobre el punto nada establecido. Los antoninos hicieron un ensayo que tuvo éxito pero su penúltimo representante, Marco Aurelio, no lo cumplió, por lo cual Roma se fue directamente hacia su desaparición como potencia imperial. Por esta causa cayó el gobierno en manos de muchos incapaces, que más se preocuparon por las glorias personales que por las del Imperio.

  • La fuerza del ejército frente a los cambios de emperadores: la guardia pretoriana y las legiones eran, de hecho, parte en las escogencias, por lo cual tuvo que hacérseles numerosas concesiones a fin de que no se sublevaran contra los gobernantes. En consecuencia hubo la distribución desequilibrada del erario publico. Se gastaban grandes sumas en el ejército y en la corte, lo que trajo como resultado el olvido del pueblo, la carencia de fe de éste en sus gobernantes, y por ende, su falta de interés en defender fronteras en cuya existencia habían visto muy pocos beneficios.

  • La extensión y heterogeneidad del imperio: como en el Imperio de Alejandro, había numerosas lenguas, grupos raciales, creencias y rasgos culturales. Pese a los esfuerzos de algunos emperadores por hacer un imperio unificado, esto no se logró. En esta forma, no se defendió una patria común, ni unos gobernantes a los que todos vieran como los suyos.

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